“HAY UNA FUERZA MOTRIZ MÁS
PODEROSA QUE EL VAPOR, LA
ELECTRICIDAD Y LA ENERGÍA ATÓMICA: LA VOLUNTAD”.
ALBERT EINSTEIN
La fuerza de
voluntad es una de esas cosas que salen en una conversación sobre hábitos, y
normalmente no acaba saliendo demasiado bien parada. Siempre decimos que no
tenemos suficiente fuerza de voluntad para madrugar, o que hemos intentado
hacer dieta pero nuestra fuerza de voluntad ha fallado.
Podemos decir
que la fuerza de voluntad es la actitud que nos ayuda a superar o evitar una
situación que nos aporta placer inmediato, a cambio de conseguir un objetivo
más amplio. Muchas veces nos rendimos diciendo que la fuerza de voluntad no va
con nosotros, pero realmente hay algunos consejos que nos pueden ayudar.
Primero de todo,
antes de querer cargar las pilas para poder empezar de nuevo con ese proyecto o
hábito con el que fallamos una vez y otra, debemos estar seguros de que el
problema es la fuerza de voluntad y no la procrastinación. Hemos de hacer un
chequeo de la situación y ver si nos está venciendo la tentación o realmente
nos estamos haciendo boicot a nosotros mismos.
NO CAER EN LA TENTACIÓN
Ahora que ya
tenemos claro qué y cómo lo queremos hacer, veamos 7 formas de mejorar la
fuerza de voluntad:
SI NO QUIERES CAER EN LA TENTACIÓN, EVÍTALA. ¿Lo que quieres es no comer tantas golosinas? Si no las compras, no
tendrás golosinas que comer. ¿Es demasiado tentador leer twitter mientras
trabajas? Desconecta de Internet durante un rato. Muerto el perro, muerto la
rabia.
SI LA NECESITAS, SUSTITÚYELA. Al igual que podemos cambiar un hábito malo por uno bueno, podemos
cambiar una tentación por un regalo. Si lo que te pasa es que no puedes vivir
sin las golosinas pero en cambio te preocupa que engorden, no es necesario
renunciar a ellas, quizá te sirva comer caramelos sin azúcar.
NO PIENSES EN ELLO. La fuerza de voluntad no es un problema de dependencia física, sino
mental. Si tienes la mente ocupada con otras cosas, no te costará ignorar la
tentación. Te voy a confesar algo: tanto escribir sobre golosinas me ha venido
antojo de comer unas nubes que compré hace unos días, si no estuviera ocupado
con este artículo ya las hubiera atacado, afortunadamente cuando acabe ya será
la hora de cenar.
IMAGINA QUE ES OTRA COSA. No hace falta tener tanta fuerza de voluntad si consigues que no te
atraiga tanto el deseo. Unas patatas fritas pueden tener el mejor aspecto del
mundo, pero si imaginamos que son virutas de paja o cortes de patata cruda ya
no nos apetecerán tanto.
VISUALIZA EL PROCESO. Cuando nos suena el despertador, nuestra primera reacción es
pararlo o retrasarlo. Pero si el día antes hacemos un ejercicio de
visualización, nos estaremos programando para levantarnos al primer toque:
imaginemos cómo estamos en la cama, suena el despertador, nos levantamos de un
salto y una vez en pie sacamos provecho a ese tiempo que hemos ganado.
TOMA IMPULSO. Ha llegado la hora de ir al gimnasio, y aún estamos en ropa de
estar por casa, aún nos hemos de cambiar, tomar el coche y llegar al gimnasio…
Demasiado esfuerzo, ¿verdad? Intenta juntar suficiente fuerza de voluntad tan
sólo para ponerte la ropa de deporte. Una vez lo hagas, ya te sentirás en modo
‘soy deportista’. No dejes para ese momento el preparar la bolsa de deporte,
hazlo el día anterior y tendrás una excusa menos.
EVALUACIÓN. Mide qué es lo que has evitado y las consecuencias que te has
evitado. Piensa en el paso que has hecho para conseguir tu objetivo, e imagina
como serán las cosas cuando consigas ese objetivo. Reconocer los objetivos
conseguidos realimentará tu fuerza de voluntad
¿Conoces algún
truco más que pueda mejorar la fuerza de voluntad?
NOTA: ALGUEVARACH
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