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viernes, 25 de junio de 2010

LA PSICOTRÓNICA: ESPEJO DE LA NATURALEZA (Y VICEVERSA)



En nuestras categorías: “Bio-Electrónica, Diversidad, Complejidad y Fractales”, así como Redes Complejas, Sociales y Ecológicas; os hemos venido hablando de la estructura y dinámica de los patrones estructurales y dinámicos del mundo natural, social y mental. Quizás ha llegado el momento de plantearnos un problema de gran calado para la ciencia contemporánea. Se tata de una pregunta que ha obsesionado a Filósofos y Científicos durante siglos. Esta se encuentra relacionada con el famoso dilema mente-cuerpo del que hablamos en algunos post relacionados con las propuestas del antropólogo Bruno Latour (ver nuestra categoría sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia) y que esbozamos en nuestra contribución denominada LA PSICOTRÓNICA.




¿Accede la mente humana a la realidad?
¿Existe una realidad objetiva independiente de nuestras calenturientas preguntas existenciales?
¿Descubrimos o inventamos las leyes científicas?

  Estructura del Universo

Obviamente no disponemos de la respuesta, ya que de haberla conseguido la ciencia actual ya no sería lo que es. Sin embargo, podemos plantearnos viejas preguntas bajo nuevos enfoques. Este modo de proceder se ha repetido numerosas veces a lo largo de la historia de la ciencia con excelentes resultados. Postulo, como ya hice en la contribución deLA PSICOTRÓNICAque debemos revisar nuestras aproximaciones a los interrogantes aludidos, por cuanto disponemos de un material suculento para avanzar en esta dirección. Soy de los que piensan que estas preguntas escapan a la indagación científica. Sin embargo, algo de frescura si podemos arrojar, mediante hipótesis que, de ser audaces y heurísticas, abrirán nuevos caminos. 

Me resulta ya un tanto difícil redactar una contribución de estas características sin verme obligado a enlazar con un número excesivo de post previos de nuestra propia cosecha. En consecuencia, al margen de las categorías previamente enlazadas, abajo os añado algunos de los post más relevantes. El relacionado con la meta-PSICOTRÓNICA resulta aquí muy relevante, por cuanto se trata de revisitar lo allí escrito, con un nuevo arsenal de información.

   Estructura del Universo. Fuente: Mente y Filosofía

A lo largo de la andadura de esta bitácora, hemos visto como los patrones de los ensamblajes de las comunidades biológicas y edafológicas eran sorprendentemente similares (en su momento mostraremos que exactamente ocurre con el modelado terrestre). Debido a que los últimos son estructuras abióticas (tal como se clasifican), nos hemos ido interrogando a cerca de las posibles razones de tales afinidades. La respuesta la obtuvimos al entender que sus propiedades no son idiosincrásicas de ambas, así como tampoco parecen ser meras coincidencias. Se trataba de patrones de autoorganización propios de todos los sistemas complejos (no lineales, o al borde del caos), es decir los que se encuentran abiertos a los flujos de energía materia e información.

Posteriormente, observamos como la topología de las taxonomías biológicas y edafológicas se ajustaban a los mismos modelos matemáticos. Dado que al menos las segundas (y seguramente las primeras) son artificiales, llegamos a la conclusión de que se trataba de constructos-Mentales óptimos con vistas a permitir una rápida transferencia o flujo de la información, si bien existían algunas pequeñas discrepancias que agrupamos bajo el vocablo de “la tensión esencial”. Más aun, tales estructuras también atesoraban propiedades muy semejantes a las detectadas en los patrones propios de las comunidades vegetales y los paisajes de suelos, por lo que ya  en el post de LA PSICOTRÓNICA, conjeturamos la denominada “Hipótesis del Dial”. Seguidamente vimos que otros autores habían demostrado, para nuestra sorpresa, que la estructura subyacente a los diccionarios convencionales era muy semejante al de las taxonomías. Así pues, no encontramos diferencias de consideración estructural entre el mundo inerte, vivo, cultural, y cognitivo (el ordenamiento y categorización de todo lo que nos rodea, por la mente humana).

Más adelante abordamos el estudio de las redes complejas, con independencia de que estas fueran; ecológicas, tróficas, metabólicas, sociales, tecnológicas, mentales y posiblemente epidémicas. Observamos de nuevo como su topología era asombrosamente semejante, obedeciendo a una serie de patrones matemáticos que dimanaban, una vez más, de su naturaleza no lineal o compleja. Del mismo modo, constatamos que tales propiedades les conferían una relación entre sus elementos resistente a las perturbaciones aleatorias (aunque no a las dirigidas), que de otro modo podían colapsar los sistemas de los que formaban parte. Las estructuras descritas distaban mucho de ser aleatorias y se denominaban de los “mundos pequeños”.

   Semejanzas entre la Estructura del Universo y de Nuestro Cerebro

En nuestra andadura posterior, abordamos el análisis de cómo se transmitía la información a través de estas redes. Nuevamente comprobamos que se trataba de topologías óptimas con vistas a optimizar y agilizar el flujo de información a través de los nodos de los sistemas abiertos. Internet y las redes sociales nos sirvieron de pivotes sobre los que sustentar nuestras tesis.

No nos detendremos en este post a volver a detallar toda la cadena de regularidades matemáticas que han sido detectadas. Estas podéis ir entendiéndolas a partir de los post abajo listados. Añadamos que, pudimos observar como conjeturas audaces de las décadas entre los años 20 y 60 (del siglo XX), posteriormente denostadas como “leyendas urbanas” resultaban ser corroboradas (Curva de Willis, Regla de Miller, Hipótesis de las cadenas de seis grados o eslabones, etc.).

En consecuencia, nos encontramos ante: universos abióticos-naturales, biológicos, tecnológicos, culturales y cognitivos que atesoraban sorprendentes similitudes matemáticas que condicionaban su estructura y funcionamiento (al fin y al cabo, estructura y función son las dos caras de una misma moneda). Dicho de otro modo; nuestra mente emula a la naturaleza, como también nuestros artefactos y patrones culturales. Como corolario, podemos conjeturar que el universo dentro de nuestro aparato cognitivo, así como la tecnosfera, que construimos a nuestro alrededor son un reflejo de cómo funciona el universo que reconocemos en su globalidad.

Si retornamos al hecho de que el mundo natural no vivo atesora tales cualidades, podemos inferir que, probablemente, toda esta cadena de regularidades son el resultado de las propiedades intrínsecas a la evolución espontánea de la materia-energía, al menos dentro de las condiciones dimanantes de una estructura espacio(s)-tiempo concretas dentro de la parte del cosmos en el cual nos ha tocado vivir.

En consecuencia, cabría conjeturar de nuevo, que efectivamente nuestros aparatos sensoriales recogen una información (que nuestra mente procesa), que reflejan “de algún modo” la realidad de lo que solemos llamar el “mundo exterior” (sea este último como sea) inevitablemente. En otras palabras, somos materia y energía estructurada que está sujeta a las leyes de los sistemas complejos abiertos a los flujos de materia, energía e información. Y es justamente esta cualidad la que nos obliga a configurar nuestro aparato cognitivo y nuestra tecnosfera como la propia naturaleza lo hace. Por todo ello parece razonable pensar que no podemos inventar las leyes, sino que estas parecen existir, y residir fuera y dentro de nosotros.

Digamos para finalizar, que si contextualizamos este post en nuestro curso sobre filosofía y sociología de la ciencia, deberíamos hablar no de filosofía de la ciencia, sino de una filosofía de base científica. Ahora bien, ya os hemos explicado que las verdades científicas son efímeras, por lo que mañana (……). Sin embargo, también es cierto que lo dicho hasta aquí hoy dispone de una base empírica, más o menos firme, dependiendo del aspecto considerado. Eso sí, esta proposición guarda muchas semejanzas con lo que hoy se denomina filosofía cuántica. Otra cuestión bien distinta reside en preguntarnos hasta que punto captamos la esencia de “ese mundo exterior”. Con toda seguridad, nuestra idea sobre la naturaleza del cosmos y la vida se encuentran distorsionadas, son vagas y poco profundas. Sin embargo, también resulta lógico pensar que con el avance del conocimiento científico podamos ir mejorándolas.

En un lugar del espacio, la energía devino en materia. Esta última fue alcanzando mayores grados de organización y complejidad, hasta llegar al nivel que hoy denominamos vida. La materia biológica comenzó a desarrollar estructuras sensibles (sensoriales) con vistas a percibir de algún modo su entorno. Después comenzaron a emerger algunos tipos de conciencias, más o menos sofisticadas. Finalmente, las más complejas (que sepamos) comenzaron a utilizar sus aparatos sensoriales y cognitivos para comenzar a preguntarse: ¿Quién somos?; ¿Por qué estamos aquí?: ¿Qué significado tiene el mundo que nos rodea?, etc.

Mente

Las ciencias cognitivas: teorías explicativas en torno a las funciones de la mente, encefálicamente incorporadas, en sujetos socio-comunicativamente vinculados.

La mente es el nombre más común del fenómeno emergente que es responsable del entendimiento, la capacidad de crear pensamientos, el raciocinio, la percepción, la emoción, la memoria, la imaginación y la voluntad, y otras habilidades cognitivas.

La mente tiene dos tipos de procesos, los conscientes y los inconscientes. También abarca funciones no intelectuales, funciones afectivas. Estudios de laboratorio, sugieren la idea de que la mente es un resultado de la actividad del cerebro, por poder localizar la actividad pensante del individuo en regiones concretas, tales como el hipocampo. Los neurólogos confirman que, al interaccionar las diferentes regiones, el individuo puede manifestar estados polarizados de su personalidad. Gracias a estos descubrimientos se ha podido avanzar en psicofarmacología, por ejemplo en los denominados antidepresivos, con resultados muy alentadores.

Como objeto de estudio, la mente ha sido tratada por la psicología desde sus inicios, y su conceptualización está presente en casi todas las teorías psicológicas, a excepción prácticamente sólo del conductismo.

Generalidades

Mente, en psicología, puede definirse como una propiedad diferente del cerebro, pero que emerge de éste, y cuyo funcionamiento explicaría la conducta manifiesta de los seres humanos. Sin embargo, está más vinculada a la disciplina llamada filosofía de la mente.

La mente sería la responsable de todos los estados intermedios entre una conducta y otra conducta, o bien entre un ESTÍMULO (input) y una RESPUESTA (output). Sería como un artefacto del que se conocen las entradas y salidas pero no se sabe cómo procesa la información para llegar al estado final de respuesta.

Otros científicos y filósofos sostienen que el cerebro es condición necesaria, pero no suficiente, para que la mente realice sus funciones. Por ejemplo, Eccles, neurólogo y Premio Nobel de Medicina, y Popper, filósofo de la ciencia. Aunque con posturas diferentes, ninguno de los dos es materialista; no identifican el pensamiento con la actividad cerebral.

Una posición materialista de la mente es que la mente es materia que se analiza a sí misma (retroalimentación de sistemas materiales). Es decir, en su evolución, la materia ha pasado de estados caóticos a estados organizados inorgánicos, luego a estados orgánicos, y finalmente logra analizar estados actuales para lograr estados sucesivos. La materia se organizaría en sistemas autorregulados. Un ejemplo podría ser el materialismo dialéctico o también el materialismo reductivo propio de las ciencias duras como la física y la química.

Hay que destacar que no es lo mismo referirse a la mente como el comportamiento de la materia, o referirse a la mente como algo paralelo y distinto a la materia, pero con existencia propia y estatuto ontológico. El ejemplo más conocido es la dualidad establecida por René Descartes de una mente distinta al cuerpo pero unida a él: pienso, luego existo. Estas diferencias no son menores puesto que abren discusiones tales como ¿todos los animales tienen mente o solamente los animales humanos la tienen?

Para Howard Gardner la mente consiste en un conjunto de mecanismos computadores sensiblemente específicos e independientes. La inteligencia emerge de la supraestructura conformada por las estructuras mentales. Las estructuras mentales serían acciones cumplidas o en potencia exteriorizadas en movimiento o interiorizadas en pensamiento. Para Piaget la estructura elemental del conocimiento es el esquema. Diferenciaba las operaciones concretas de las formales. Lo que permitiría diferenciar tres componentes de la mente:

La mente concreta realiza los procesos básicos del pensamiento: Observación, comparación, relación, clasificación, que son la base del análisis-síntesis.

La mente práctica realiza procesos directivos y ejecutivos de pensamiento, relaciona las causas con los efectos y los medios con los fines. Es la base de la inteligencia y los metacomponentes de la misma tal y como los denomina Robert J. Sternberg en su teoría triárquica de la inteligencia.

La mente abstracta realiza procesos de reflexión consciente, accede a sus propias representaciones y las modifica. La razón es la facultad superior de conocimiento ya que hace abstracción de todo su contenido. Así lo planteaba Kant en su Crítica de la razón pura.

Ontogénesis de la mente

En términos generales, se puede decir que la mente nace en el momento que hay una parte asignada en el cerebro que tiene el potencial de evaluar el desgaste general de las distintas regiones (lóbulo occipital), otorgar una prioridad con base en el menor coste emocional (lóbulo temporal) o ser capaz de razonar el proceso o por lo menos tener el potencial de hacerlo (lóbulo frontal).

La mente induce comportamientos emocionales sujetos a la línea de menor sufrimiento o a la de libido (amígdala cerebral). Por lo tanto, la naturaleza del cerebro y la prioridad de la mente, será encontrar una solución que aporte el mayor beneficio con el menor sufrimiento. El inconsciente marca el patrón conductual de todo ser que posea una mente y define la psiquis basándose en el desgaste emocional, que guarda relación con el desgaste energético. La parte consciente depende de la energía disponible, cuando nos evaluamos, hacemos una consulta inconsciente al subconsciente, rescatamos parte de esa información y damos una estimación sobre si podremos o no abordar una tarea. La pulsión o impulso aparece cuando existe un objetivo que estimamos bueno. El inconsciente y el consciente son diferentes niveles de influencias en los recursos emocionales-energéticos: El entorno y el cuerpo somete a la mente a constantes influencias, dependiendo del peso que tenga la influencia en el proceso de integración de la información en la mente, esta lo tratará como información de proceso y almacenamiento automático (inconsciente), como información de importancia relativa, dependiente de otros factores (preconsciente) o como información absolutamente relevante en función de la tarea que estemos realizando en ese momento (consciente).

La existencia de neuronas espejo, da la capacidad de realimentar la información que procesan otras regiones metabólicas cerebrales, otorgando el poder de proyectar en el tiempo estos datos. Esto dota al humano de la capacidad de imaginar y especular posibles futuros o cómo mejorar pasados desagradables. Sólo el humano tendría la capacidad de realimentar sus pensamientos según datos especulativos sobre cómo se podría sentir su semejante, tomando como base cómo él mismo se siente y si ese sentimiento es generalizado o personal. Sin embargo, la capacidad de predecir la conducta de otros organismos y actuar en consecuencia, es fundamental para la supervivencia de todo organismo que tenga capacidad de movimiento voluntario, tanto para el ataque como para la fuga.

El 'yo' humano, va más allá de los aspectos puramente de bienestar físico. Este es el fundamento de la TEORÍA DE LA MENTE, postulado por Roger Penrose, y que junto a Stuart Hameroff trabajan conjuntamente en cómo emerge la conciencia a través de procesos cuánticos que interaccionan con el elemento más fino de la microbiología cuántica: el Microtúbulo.

Trastornos de la mente

Se caracterizan por un desarrollo patológico de las facultades ontogénicas de la mente, dependiente de la especie en cuestión. Por norma general ocasiona dificultades al individuo o a sus semejantes, al grado de poner en riesgo las facultades homeostáticas, bien propias o ajenas pudiendo afectar a individuos o sus bienes. La desvirtuación sólo puede definirse respecto a un patrón medio comparativo con los demás individuos y su historia, por lo que a lo largo de esta la lista de trastornos reconocidos como tales ha variado.

Este funcionamiento "anormal" puede deberse a causas ambientales que causan lesiones o a factores genéticos. En un momento dado, puede colapsarse la parte racional, siendo incapaz de encontrar caminos que enfrenten la realidad, originando un trastorno puntual o bien demostrando que lo puntual es la pauta general. Comúnmente es provocado por un agotamiento emocional, que por norma general nace de una situación no deseada o aquella que la mente evalúa como insostenible desde su punto de vista. Las patologías mentales nacen en el momento que el individuo ha incorporado como parte de la solución, un proceso que induce un riesgo para su propia salud o la de cualquier otro individuo de forma sostenida en el tiempo. Estos patrones de comportamientos se pueden catalogar como lesiones.

Índices de tolerancia

Hemos de tener en cuenta que, el mayor desgaste que tiene el cerebro, es el aprendizaje, y todo lo que ello conlleva:aprendemos porque nos estresamos, nos emocionamos, nos enamoramos... en definitiva, todo lo que nuestros sentidos nos aportan los relacionamos con las sensaciones, modulando y moldeando la mente, que los asocia a valores que reutilizaremos o procuraremos evitar”. Lo que aprendemos incorpora cambios a nuestro comportamiento. Dado que esto conlleva la creación de nuevos enlaces sinápticos, se puede decir que el cerebro tiene una tolerancia máxima al moldeado, y una organización de la información directamente proporcional al número de enlaces sinápticos establecidos durante la etapa de aprendizaje, que modula la percepción. El aprendizaje facilita la neurotransmisión y minimiza el consumo, optimizando el funcionamiento general. No aprendemos para solucionar el estrés, o evitar sufrir, ni tan siquiera para aprender a controlar las emociones; sino que estas son las causas por las cuales incorporamos nuevos patrones de comportamiento y por lo tanto es consecuencia directa de nuestro aprendizaje. Podemos buscar soluciones a un estado indeseado, tratar de recrear realidades placenteras o buscar la verdad... pero todo acto que creemos voluntario, está condicionado por una motivación emocional, que es la que rearma la pulsión que nos motiva a actuar. Al ser una respuesta evolutiva, esta acción nos proporcionará más posibilidades de sobrevivir al proceso de selección natural, por lo que nos permite la supervivencia y la preservación de la especie durante millones de años. Si bien el cerebro nunca termina de establecer nuevas sinapsis, el aprendizaje de la mente sí que está limitado por la especialización sináptica. Por lo que se establecen dos tipos de aprendizajes diferentes, según las modificaciones que el cerebro tenga que realizar para incorporarlos en su nuevo esquema, y de las posibilidades de establecer nuevos caminos no especializados, que acabaran especializándose con su uso repetitivo:

            * Aprendizaje sostenible: Se define con base en aquello que la mente ha conceptualizado como bueno y lo fomenta (sinapsis especializadas).
            * Aprendizaje insostenible: Se define con base en aquello que destruye u opone resistencia a la consecución de lo bueno. Puede llegar a ser destructivo si en el proceso de asimilación de la información incluye la destrucción de enlaces sinápticos altamente especializados.

Analogías

Existe la tendencia a comparar al cerebro con los constructos electrónicos del hombre. No se debe hacer, pues se suele caer en demagogia y alguna que otra falacia argumental. No existe base científica que logre demostrar sin margen de error que los datos de las comparaciones sean fiables al 100%, por lo que esos estudios son estimaciones por comparación entre conceptos equivalentes. Si bien las equivalencias pueden llegar a satisfacer los requerimientos de ciertos científicos, ellos mismos reconocen sus límites a la hora de entender el funcionamiento exacto del cerebro.

Salvando las diferencias

Los ingenios del hombre suelen reflejar el funcionamiento interno de la mente, es decir, el funcionamiento interno se demuestra por la evidencia externa (transforma energía bioquímica en trabajo). No es raro, por tanto, que se establezcan analogías que nos permitan realimentar la capacidad creativa y a su vez nos desvelen aún más secretos del funcionamiento cerebral. No es raro que en ciencias se usen paralelismos. Por ejemplo, en paleontología, cada descubrimiento se suele contrastar con las evidencias actuales y las funciones que actualmente desempeña la especie más afín con los huesos descubiertos, trazando un paralelo razonable que permita explicar las funciones de la especie descubierta por el paleontólogo.

En el campo de la informática

Es evidente que un sistema de transferencia de cargas bioeléctricas (cerebro) no es lo mismo que un sistema de transferencia de procesos (clúster informático). En el primero se transforma la energía, en el segundo se transforman procesos que resultan ser verdaderos o falsos.

En un cerebro no hay; (o no debería haberlo) problemas a la hora de transformar la energía, por lo que los problemas se relacionan con la capacidad de las regiones metabólicas de hacerlo con la eficiencia adecuada y asegurándose de que lo inicial es equivalente a lo final (simetría). En los cerebros de los homínidos, hay un gran coste por parte de nuestros progenitores: Dependemos de la educación. La educación establece las prioridades, la moral, los objetivos, en definitiva, nuestra relación con el medio, nuestro ego... en definitiva, la educación configura el funcionamiento de nuestra mente.

En un clúster no hay (o debería no haberlo) problemas con el suministro de energía, por lo que los problemas se relacionan con la capacidad del o los microprocesadores de atender las solicitudes para acceder al hardware que les permitirá ejecutar los procesos adecuados. Para ello se ha creado software que se encarga de evaluar la carga de procesos por microprocesador y asignarlos a los procesadores menos cargados. Para gestionarlo adecuadamente hay otro tipo de software que se encarga de balancear la carga de los procesadores implicados en tareas seleccionadas por los administradores del sistema.

Describiendo las similitudes

El software es al hardware lo que la mente es al cerebro.

En un sistema homeostático no biológico se definen tres niveles de funcionamiento:
     * Fuerza: Es el circuito diseñado para suministrar la intensidad eléctrica adecuada que permitirá activar el sistema motriz que transformará la energía eléctrica en cualquier otra forma de energía (por ejemplo, hidráulica).
    * Mando: Es el circuito diseñado para condicionar el trabajo a realizar, en función de los datos externos.
    * Protección: Es el circuito diseñado para proteger al sistema completo, informando de alarmas, emergencias y situaciones de inminente peligro.

En un sistema homeostático biológico se definen tres niveles de funcionamiento:
     * Fuerza: Son los elementos biológicos que intervienen en la comunicación entre el sistema nervioso central y los que intervienen en la transformación de la energía bioeléctrica a trabajo.
    * Inteligencia: Son los elementos biológicos que intervienen en la administración del trabajo.
    * Conciencia: Son los elementos psicológicos que intervienen para asegurar que toda la actividad se realice dentro de los barremos que se consideran buenos, u óptimos.

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